"No queremos ganar la guerra, queremos ganar la paz"
En Colombia vivimos en
una sociedad fracturada, envilecida, donde en la conversación con el diferente
la desconfianza es la invitada. Donde la violencia le quita la humanidad a toda
persona que estorbe física o simbólicamente. Donde los intereses personales
están por encima de los colectivos. Por ello, la construcción de un ambiente
pacífico, democrático, incluyente, y justo, requiere de este país una
profunda transformación ética, que permita cuestionar nuestro quehacer
diario, nuestras profundas polarizaciones, nuestras desconfianzas, nuestra
falta de reconocimiento a los graves problemas que nos aquejan.
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